Morales y Arce levantan la espada. El diálogo se reduce a una retórica para las cámaras, la prensa, las acciones son beligerantes. La solución simple, que Evo sea candidato. Esta batalla que pasó de ser interna a tener de campo Bolivia, está llegando a niveles de violencia que marcaran capítulos en la historia de un casi fenecido Movimiento al Socialismo (MAS).
La disputa fue la sigla del MAS, la rompieron, un proyecto político que prometía cambiar la geopolítica de la región, pero, al no existir una revolución cultural, la clase ascendida les dio la espalda, quieren estar al lado de la clase alta, nunca lo estarán, pero puede volver a ser baja, una historia repetida.
No contentos con romper al MAS, ahora están quebrando Bolivia, con todos los habitantes de por medio. Si creen que existe oposición sana en este país, no la hay, echan leña a la pelea, aplauden, su fantasía más deseable es realidad “que se maten entre masistas”. Pero los afectados son los vulnerables, los que tanto Evo como el Gobierno pretende defender en sus discursos, pero ahora reciben los golpes.
Por qué no eligen el diálogo, porque ahora es personal, denunciaron a familias, novias, relaciones, hijos, los que antes tomaban de la misma copa ahora envenenan la del otro.
Evo se escuda en gente que, si cree en él, utiliza su último musculo, a pesar de todo su gente no sufre aún el desencanto. Morales representó la esperanza de no solo un país y una región, si hubiera estado a la altura espiritual e ideológica probablemente estaría participando de la geopolítica mundial, como líder indiscutido. No lo estuvo, hace años pelea por permanecer en la silla presidencial, no es capaz de ver el daño que esto genera, no solo a su partido, o a los que pregona defender, sino a él mismo.
Arce y Morales con la espada contra el Pueblo
Luis Arce no es político, trató de gobernar con una burocracia asfixiante, tiene la inteligencia, pero no el carisma, para gobernar se necesitan “stats” más completos. No lanza aún su plena intención de volver a ser candidato, pero respira la intención.
Estas aspiraciones de locura no podrían ser posibles si existiera del otro lado liderazgo y actitudes diferentes, el viejo Mesa es tan autoritario como Morales, por algo es el líder indiscutido de CC, tibio, educado, siempre cobarde, no se olvida que siempre se negó a declarar por muertos a manos del Estado y del gobierno del cual fue vicepresidente. Por otro lado Camacho es un facho sin ideas, gritón, muy bajo de estatura y de carácter.
Existe una pregunta redundante pero siempre importante, si alguien quiere ser presidente, para qué, por qué quieren comandar este país, según la derecha, es una Bolivia destrozada por la crisis, desean hacerse cargo del desastre, mucha bondad levanta sospecha: Según la supuesta izquierda quieren seguir haciéndose cargo de Bolivia para ayudar a los más vulnerables que ahora reciben los golpes de sus apetitos personales.
La política siempre es con intención, las intenciones deben ser claras, y lo que demuestran Arce y Evo es que su intención ahora es coger la espada, aunque sangre el Pueblo.
Un escurridizo Evo (no lo pueden aprehender el domingo fue otro intento) no dará tregua, se lo juega todo, “all in”, falta la última carta, quieren muertos para fundar una nueva causa, un nuevo sacrificio que será bandera política. En Bolivia las luchas se fundan sobre los muertos, que siempre son los de abajo.
Arce recibe la presión de la oposición que también lo quiere, las voces de muerte rondan Bolivia. Esperamos que el Presidente baje al espada, y escoja la Pluma, siempre es más difícil, más criticado, pero a veces simplemente basta con hacer correcto.
