El volcán Uturuncu, ubicado en la comunidad de Quetena Chico, en el departamento de Potosí, Bolivia, ha captado la atención de la comunidad científica internacional por su inusual actividad subterránea, a pesar de no haber registrado una erupción en más de 250.000 años. Un nuevo estudio publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS) revela que este “volcán zombi” no está extinto y mantiene procesos activos bajo la superficie, aunque no representa un peligro inminente de erupción.
¿Qué es un volcán zombi y por qué el Uturuncu es uno?
El término «volcán zombi» se utiliza informalmente para describir a aquellos volcanes que parecen inactivos o extintos, pero que muestran signos de actividad subterránea. En el caso del Uturuncu, los científicos han detectado más de 1.700 microterremotos, deformaciones del terreno, y emisiones de gas que indican un sistema hidrotermal activo debajo del cráter.
“El volcán Uturuncu no está muerto. Está en un estado latente con fluidos y gases moviéndose en su interior”, explicó Matthew Pritchard, geofísico de la Universidad de Cornell, uno de los autores del estudio.
Estudios revelan un complejo sistema subterráneo bajo el volcán Uturuncu
El análisis se realizó mediante una combinación de técnicas de tomografía sísmica y modelos físicos, lo que permitió a los investigadores mapear con alta resolución el sistema de tuberías por donde circulan magma, gases y líquidos.
El equipo científico, compuesto por expertos de Estados Unidos, Reino Unido y China, concluyó que la deformación del terreno —elevación en el centro del volcán y hundimiento en los alrededores— es causada por un depósito de gas que empuja la superficie desde abajo, a una velocidad de 1 cm por año.
No hay riesgo de erupción, pero sí oportunidades económicas
Si bien los investigadores descartan una erupción en el corto plazo, el potencial económico del volcán Uturuncu podría ser significativo. Los procesos hidrotermales identificados podrían facilitar la formación de yacimientos de minerales valiosos como el cobre, lo que posiciona al volcán como una posible fuente de recursos estratégicos para Bolivia.
“Los procesos que observamos podrían ser la antesala de depósitos minerales que podrían tener un valor tecnológico importante”, señaló Pritchard. Además, estos resultados podrían replicarse para estudiar otros más de 1.400 volcanes activos o potencialmente activos alrededor del mundo.
El impacto en la comunidad local y la ciencia global
Ubicado en la provincia de Sud Lípez, en el suroeste de Bolivia, el Uturuncu está situado sobre el Complejo Volcánico Altiplano-Puna, el cuerpo magmático más grande conocido en la corteza terrestre. Su cercanía a la población de Quetena Chico hace que el monitoreo continuo sea esencial, tanto por seguridad como por su potencial geológico y económico.
El profesor Mike Kendall, de la Universidad de Oxford, afirmó que este tipo de estudios “permite mejorar la comprensión de los volcanes, sus riesgos y los recursos que pueden ofrecer”. Por su parte, Haijiang Zhang, de la Universidad de Ciencia y Tecnología de China, destacó la importancia del trabajo multidisciplinario para alcanzar estos descubrimientos.
Bolivia tiene un laboratorio natural para la vulcanología mundial
El caso del volcán Uturuncu no solo disipa los temores de una erupción, sino que convierte a Bolivia en un escenario clave para entender el comportamiento de volcanes inactivos que podrían albergar recursos naturales de gran valor.
Los resultados del estudio posicionan a Uturuncu como modelo de investigación científica y potencial recurso económico. Por ahora, su estado latente sigue siendo vigilado de cerca por científicos y autoridades.
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