Comentarios sobre el debate entre dos economistas idealistas: Gonzalo Chávez vs. Mauricio Ríos

Gonzalo Chávez vs Mauricio Ríos

En la columna anterior se abordaron, de manera general, las propuestas de Mauricio Ríos. A continuación, se comentarán las principales ideas expuestas por Gonzalo Chávez.

A diferencia de Ríos, Chávez evitó las alusiones personales y prefirió centrarse en sus propuestas económicas. Inició su intervención afirmando que es necesario cambiar el «patrón de desarrollo», pues tanto el modelo estatista como el privatizador han fracasado. Propuso «pasar de la lógica de los recursos naturales» al «valor del sector de las personas o capital humano, es decir, del recurso inagotable que son las ideas, que es la gente, que es capital humano». Sin embargo, advirtió que este cambio sólo será posible «si estamos unidos». En ese sentido, instó a «construir un nuevo sueño» basado en el «capital humano», el cual debería ser «administrado por un Estado mínimo» que impulse el crecimiento regional, basado en la «iniciativa privada, en el emprendimiento», en la «unidad» y, sobre todo, en el «federalismo fiscal». Propuso un crecimiento que «vaya de abajo hacia arriba» y concluyó que «Bolivia lo que necesita es un shock de capital humano, es conquistar el planeta de la educación».

Más adelante, Chávez planteó medidas económicas concretas. Sostuvo que «hay que cortar el déficit público, cerrar las empresas públicas», «hacer una reforma tributaria bajando el impuesto y aumentando la base tributaria» y aplicar «una política fiscal contractiva». También afirmó que «hay que recuperar el tipo de cambio» mediante un «tipo de cambio flexible sucio», similar al implementado en 1985. Para ello, señaló que «necesitas entre 4 mil y 5 mil millones de dólares» con el fin de «crear un fondo de estabilización del tipo de cambio», lo que permitiría «reorganizar los precios relativos» y «calmar expectativas, para señalizar». Asimismo, propuso aplicar «una política monetaria restrictiva», ya que «el problema de inflación se ha convertido en un fenómeno monetario, además de ser un fenómeno estructural».

En cuanto al papel del Estado, enfatizó que «hay que acabar con este Estado masista», porque «si no comienzas con eso, no podrás resolver el problema de estanflación, que es inflación con recesión». En esa línea, consideró que «tenemos que desmontar el sistema de subsidios», aunque puntualizó que estos deberían mantenerse para «el servicio público y para los autos de baja gama». El resto, en su criterio, «paga a precios internacionales de gasolina». Para ello, sugirió la aplicación de «cuotas de subsidio» como en otros países del primer mundo. En cuanto al diésel, propuso «liberar completamente la importación y hacer subasta de diésel». A mediano plazo, planteó que «hay que caminar a una situación en que nuestro aparato productivo y automotor utilicen más energía eléctrica».

En materia de reformas, Chávez propuso, bajo un modelo de «Estado federal», «pasar de la economía de los recursos naturales a la cuarta revolución industrial». Para ello, identificó «tres puentes u oportunidades»: en primer lugar, mencionó el proceso global de «descarbonización», el cual «significa electrificación» y conlleva el uso de «energías renovables». En este contexto, aseguró que «se va a iniciar un nuevo ciclo de las materias primas, debemos estar preparados», pues «va a haber un renacimiento de la plata, del estaño, del cobre», dado que estos minerales son necesarios «para la transformación energética». Por ello, sugirió que «Bolivia tiene que crear clúster, conglomerados vinculados a eso», lo que implicaría «hacer paneles solares, haciendo el software que va a mover las hélices». Así, según Chávez, Bolivia debería «pasar, usando el capital humano, de los recursos naturales mineros a los recursos que tienen que ver con la electricidad».

En segundo lugar, señaló la necesidad de impulsar «la producción de alimentos» a través de «un shock de tecnología, de productividad», lo cual, a su juicio, requiere «mejor capital humano». Finalmente, destacó «la industria de los servicios, economía creativa», asegurando que «el turismo nos está esperando con 3 mil millones de dólares». Para aprovechar este potencial, consideró imprescindible «un stock de capital humano, gente más preparada, más organizada, para que funcionen mejor nuestros servicios de turismo».

Chávez concluyó que «necesitamos un sueño colectivo» capaz de articular y movilizar al sector privado, a los académicos, al Estado y a la población en su conjunto para lograr «la conquista del planeta educación». Advirtió que «con el stock de capital humano que tenemos, esto no va a funcionar», ya que «no tienes la masa gris, que es la que genera productividad, competitividad e innovación». Por ello, insistió en la necesidad de «levantar el stock del capital humano» y cerró su intervención con la frase: «¡Viva la educación, carajo!».

En resumen, las propuestas de Chávez apuntan a cambiar el patrón de producción mediante: la transformación de la educación para ampliar el capital humano; el aprovechamiento del próximo ciclo de auge de minerales; la transición hacia las energías renovables; el incremento de la productividad en la producción de alimentos; la reducción del Estado y la implementación de un federalismo fiscal; aplicar políticas fiscales y monetarias contractivas; la privatización y/o cierre de empresas públicas; la creación de un fondo de estabilización del tipo de cambio y el establecimiento de un tipo de cambio flexible sucio; el impulso del turismo; y la eliminación gradual de la subvención a los hidrocarburos.

Por Diego Hernán Moscoso Sanginés Uriarte*

*Es economista de la UAGRM
 La Paz, Bolivia, febrero de 2025.

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