El crucifijo y la Biblia en el Congreso de Bolivia han vuelto a la mesa directiva de la Cámara de Diputados, una decisión de dos tercios que repone los símbolos cristianos para los juramentos de los nuevos parlamentarios en un Estado laico, generando un profundo debate sobre la separación entre Iglesia y Estado.
La medida provocó una contundente reflexión del sacerdote jesuita Sergio Montes, quien, si bien se mostró «indiferente» a los símbolos, advirtió con firmeza: «La CPE rige nuestras relaciones dentro del Estado, no la Biblia», haciendo un llamado a la coherencia y a no utilizar a Dios para justificar intereses políticos.
Una Decisión de Dos Tercios que Desafía al Estado Laico
Con el inicio de la nueva legislatura, la Cámara de Diputados aprobó por una mayoría de dos tercios la reincorporación del crucifijo y la Biblia en la mesa directiva para la toma de juramento. La imagen de los símbolos religiosos junto a la Constitución Política del Estado (CPE), la bandera tricolor y la wiphala marcó el inicio de los actos protocolares, a pesar de que la propia Constitución establece a Bolivia como un Estado laico.
Aunque la presencia de los símbolos fue la norma, se mantuvo la opción para que los diputados juraran según sus propias creencias. No obstante, la mayoría de los nuevos parlamentarios optó por hacer la señal de la cruz, reafirmando la influencia de la tradición cristiana en el espacio político.
Sergio Montes: «Al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios»
La respuesta más elocuente a esta decisión no vino desde la política, sino desde la propia Iglesia. El sacerdote jesuita y director del grupo Fides, Sergio Montes, publicó una reflexión en la que desglosó las implicaciones de mezclar lo político con lo religioso, recordando la enseñanza de Jesús de Nazaret.
“Solo pienso que Jesús de Nazaret enseñó que al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios”, escribió Montes, estableciendo una clara línea divisoria entre las responsabilidades del Estado y las convicciones de la fe. El sacerdote fue enfático al señalar que el marco que debe regir la vida pública es la ley, no un texto religioso. «Con crucifijo o sin él (…) que todos y todas seamos honestos y respetemos las leyes, eso es lo importante», expresó, y sentenció:
“Bolivia, en el texto constitucional, es un Estado laico… La CPE rige nuestras relaciones dentro del Estado, no la Biblia, y eso hay que entenderlo sin sulfurarse”. Montes también hizo un llamado al respeto por la pluralidad de creencias, incluyendo a otras confesiones religiosas y a quienes se declaran ateos o agnósticos, subrayando que ninguna sensibilidad debe imponerse sobre otra en un Estado que pertenece a todos.
El Llamado a la Coherencia: «Que tu Sí sea Sí y tu No sea No»
Más allá de la controversia simbólica, la reflexión de Sergio Montes apuntó a un problema más profundo: la falta de coherencia y honestidad en la política. Citando otra enseñanza bíblica, recordó el valor de la palabra empeñada por encima de cualquier juramento formal.
“Jesús también dijo sobre los juramentos: que tu sí sea sí y tu no sea no; lo demás viene del maligno”, escribió, sugiriendo que la verdadera prueba de un político no está en el símbolo ante el cual jura, sino en su capacidad de cumplir con su palabra y actuar con integridad. Su mensaje final fue una advertencia directa a las nuevas autoridades contra la instrumentalización de la fe.
“Que no se use al Dios de Jesús para justificar acciones que resulten injustas para el bien común”, enfatizó. En un momento en que los símbolos religiosos vuelven a ocupar un lugar central en el hemiciclo, la reflexión de Montes sirve como un poderoso recordatorio de que la fortaleza de una democracia no reside en la exhibición de la fe, sino en el respeto a la ley, la pluralidad y la coherencia ética de sus gobernantes.
