En los últimos años, la exportación de carne en Bolivia ha experimentado un crecimiento exponencial, con China como el principal destino. Sin embargo, esta expansión ha generado controversia, especialmente en el mercado interno, donde los consumidores enfrentan precios elevados y escasez del producto. Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), en 2024 Bolivia exportó cerca de 36.000 toneladas de carne bovina, superando las 29.000 toneladas enviadas en 2023. Mientras tanto, las autoridades aseguran que el mercado interno está abastecido, pero los trabajadores del sector denuncian lo contrario.
Los gigantes de la carne en Bolivia: FRIDOSA y FRIGOR
Acorde a un reportaje realizado por lapublica.org.bo en agosto de 2019, Bolivia realizó su primera exportación de carne bovina a China. En aquel entonces, dos frigoríficos privados, FRIDOSA y FRIGOR, fueron los únicos autorizados para la venta, lo que los posicionó como los actores principales del negocio cárnico en el país. Estos frigoríficos, asentados en Santa Cruz de la Sierra, han consolidado su dominio en la industria y expandido sus operaciones hacia mercados internacionales, mientras que la carne de menor calidad sigue abasteciendo los mercados populares bolivianos.
Segun marca la pública el auge de la exportación se ha visto favorecido por la certificación de Bolivia como territorio libre de fiebre aftosa, lo que abrió las puertas a mercados exigentes como el chino. En 2019, el Servicio Nacional de Sanidad Agropecuaria e Inocuidad Alimentaria (SENASAG) reportó que de las 2.842 toneladas métricas de carne exportadas, 1.906 fueron a China, 879 a Perú y 57 a Vietnam, con pequeñas cantidades dirigidas a Cuba y Francia. En los años siguientes, las cifras se dispararon, alcanzando un récord en 2024.
Bertrand de Lassus: el «Rey Midas del agronegocio»
Acorde a la Pública Uno de los nombres más influyentes en la industria cárnica boliviana es el del francés Bertrand de Lassus, socio mayoritario de FRIDOSA. Con un perfil bajo en los medios, de Lassus ha construido un imperio en el sector agroindustrial, con inversiones en INTERGAS, INTERAGRO y AGRIPAC, además de sus negocios en la ganadería. En Santa Cruz, su empresa Haciendas Ganaderas Chiquitanas es una de las principales productoras de ganado para exportación. Su impacto en el agronegocio es tal que en 2017 la revista Agronegocios lo llamó «El Rey Midas del agronegocio».

Los Monasterio: los otros magnates de la carne
«En Los dueños del Churrasco, un cuasi monopolio» la pública mencionó que el otro gran actor en la industria cárnica boliviana es el grupo Monasterio Nieme, propietarios de FRIGOR. La familia Monasterio controla una red de negocios que incluye el Banco Ganadero, GanaValores Agencia de Bolsa SA, la red de televisión Unitel, la empresa SOTAGSA, que en 2019 obtuvo autorización para operar un aeródromo en Pailón, zona clave para la actividad ganadera. Además, poseen Bebidas Bolivianas S.A. y diversas cabañas ganaderas afiliadas a la Asociación de Criadores de Cebú (Asocebú). Ahora en manos de sus tres hijos, Fernando, Ernesto y Osvaldo Monasterio Nieme
Durante el primer gobierno de Evo Morales, se revisaron los títulos de propiedad de grandes terratenientes, incluyendo las 78.340 hectáreas que la familia Monasterio poseía en Santa Cruz. A pesar de los procesos judiciales, sus empresas han continuado expandiéndose, consolidando su dominio en la exportación de carne.
Exportaciones récord vs. crisis interna
El incremento de las exportaciones ha generado un impacto negativo en el mercado interno. Mientras que el viceministro de Desarrollo Agropecuario, Álvaro Mollinedo, afirma que solo el 10% de la producción se destina a la exportación, los trabajadores del sector aseguran que la cifra real es del 70%. Según Gonzalo Serrudo, secretario de Conflictos de la Confederación Nacional de Trabajadores en Carne de Bolivia (Contracabol), esto explica el alza en el precio del kilo gancho, que en regiones como La Paz y Chuquisaca ha alcanzado hasta Bs 35, muy por encima del precio comprometido de Bs 22-24,50.
El Gobierno respalda la continuidad de las exportaciones, argumentando que abrir mercados internacionales es un tema de Estado. Sin embargo, los trabajadores del sector cárnico han exigido la suspensión de exportaciones para estabilizar los precios en el mercado interno. A pesar de un paro indefinido declarado por Contracabol, el conflicto sigue sin resolverse.
El impacto ambiental del crecimiento ganadero
El crecimiento acelerado de la ganadería en Bolivia también ha generado preocupaciones ambientales. Santa Cruz es el departamento con mayor producción de ganado, con un crecimiento anual del 3%, superando a Beni, que tradicionalmente fue la región líder en el sector. Actualmente, el país cuenta con más de 9,7 millones de bovinos, lo que ha llevado a una mayor expansión de tierras para la ganadería.
Este fenómeno ha sido señalado por ambientalistas como un factor clave en la deforestación de la Chiquitanía. En 2019, cuando Bolivia envió sus primeras toneladas de carne a China, la región ardía en incendios forestales sin precedentes. La expansión de la frontera agropecuaria sigue siendo una amenaza para los ecosistemas del país, mientras que la industria cárnica mantiene su apuesta por el crecimiento.
¿Quién gana y quién pierde?
El crecimiento de la exportación de carne en Bolivia ha beneficiado a un reducido grupo de empresarios, mientras que el mercado interno enfrenta precios elevados y problemas de abastecimiento. Bertrand de Lassus y los Monasterio Nieme se consolidan como los grandes ganadores de este negocio, con empresas que controlan desde la producción hasta la comercialización del producto.
Mientras tanto, los consumidores bolivianos enfrentan una realidad distinta: carne más cara y menor acceso a un producto que, hasta hace poco, era considerado esencial en la dieta del país. La falta de regulación efectiva y el impacto ambiental del crecimiento ganadero son desafíos que Bolivia deberá afrontar si quiere equilibrar su papel en el mercado global sin afectar a su propia población.
Debe estar conectado para enviar un comentario.