Gobierno culpa al sector privado por retener dólares en el exterior

Falta de dólares evitan adquirir combustible. Estación de servicio de Camiri

Falta de dólares agrava el desabastecimiento de diésel y gasolina

La escasez de combustible por falta de dólares en Bolivia sigue generando tensión entre el Gobierno y el sector privado. La ministra de la Presidencia, María Nela Prada, acusó a los exportadores de no ingresar sus dólares al país, lo que, según el Ejecutivo, agrava la falta de divisas necesarias para importar diésel y gasolina.

«Los dólares del sector privado no están disponibles para comprar combustibles ni cubrir necesidades urgentes. Muchos exportadores los mantienen fuera del país o los depositan en bancos privados, no en el Banco Central de Bolivia (BCB)», afirmó Prada.

El problema de la falta de dólares ya ha paralizado el suministro de combustibles en varias regiones. La compra de diésel y gasolina requiere alrededor de $us 300 millones mensuales, monto que el Gobierno no puede cubrir sin acceso a divisas extranjeras.

Empresarios defienden su postura y exigen liberación de exportaciones

El sector privado rechazó las acusaciones del Gobierno y aseguró que la falta de dólares es consecuencia de las restricciones a las exportaciones. Pablo Camacho, presidente de la Cámara Nacional de Industrias (CNI), admitió que entre el 40% y 60% de los dólares generados por exportaciones se quedan en el exterior, pero justificó que estos fondos se destinan a pago de insumos, transporte y seguros internacionales.

«No es que los guardemos: son gastos obligatorios para operar», explicó Camacho.

Ante esta situación, el Comité Multisectorial, que agrupa a diferentes gremios empresariales, exigió al Gobierno liberar las exportaciones y eliminar los cupos internos de productos como la carne de res y la soya.

«Sin exportaciones, no hay dólares. Sin dólares, no hay solución», sentenció Camacho.

Restricciones del Gobierno y bloqueo de créditos agravan la crisis de dólares

El Gobierno mantiene restricciones a la exportación de algunos productos argumentando que prioriza el abastecimiento interno y la estabilidad de precios. Prada defendió esta política y, además, culpó a la oposición por bloquear créditos internacionales por más de $us 1.667 millones, los cuales, según el Ejecutivo, habrían ayudado a evitar el desabastecimiento de combustible.

«Tenemos un programa agresivo para fomentar las exportaciones, pero no podemos descuidar la economía del pueblo boliviano», declaró la ministra.

Sin embargo, los empresarios insisten en que el modelo económico del Gobierno no está funcionando y que las restricciones solo empeoran la falta de divisas.

El agronegocio y su impacto en la economía boliviana

El sector agroindustrial es uno de los principales generadores de dólares en Bolivia junto con la mineria, pero su impacto en la economía interna ha sido cuestionado. Según el estudio de Stanislaw Tadeusz Czaplicki Cabezas, el agronegocio prioriza mercados internacionales, evade impuestos y tiene un aporte mínimo a la generación de empleo y abastecimiento de alimentos en el país.

Baja contribución tributaria del sector agroexportador

Las empresas exportadoras de soya y carne han reportado bajas utilidades y menores pagos de impuestos en relación con sus ingresos. Entre 2012 y 2014, las seis mayores comercializadoras de soya en Bolivia facturaron alrededor de $us 1.200 millones anuales, pero solo declararon utilidades de $us 44 millones y pagaron $us 11,3 millones en impuestos, es decir, menos del 1% de su facturación.

Uno de los casos más llamativos es el de Gravetal, empresa que entre 2008 y 2018 declaró pérdidas y deudas por $us 136 millones, minimizando así su carga tributaria durante una década.

Baja generación de empleo en comparación con sus ingresos en dólares

A pesar de manejar grandes volúmenes de exportación, el agronegocio genera muy pocos empleos. En 2012, tres de las principales exportadoras de soya (Gravetal, Fino e Industrias Oleaginosas S.A.) lograron ventas por más de $us 1.000 millones, pero solo emplearon a 1.350 personas.

  • Gravetal, con el 31% de las exportaciones de soya, contaba con 195 empleados hasta 2011.
  • Fino, que representó el 22% de las exportaciones, empleó a 661 personas en 2012.
  • Industrias Oleaginosas S.A., con el 9% de las exportaciones, tuvo entre 460 y 490 empleados entre 2008 y 2011.

Estos datos reflejan que las grandes agroexportadoras no generan una cantidad de empleos proporcional a sus ingresos, lo que cuestiona su impacto en la economía local.

Limitado aporte a la canasta básica familiar

Otro punto clave es que el agronegocio contribuye solo con el 12,4% del volumen de alimentos y el 16,8% del valor bruto de producción de cultivos alimentarios en Bolivia. En cambio, la agricultura familiar abastece el 98,5% de la canasta básica y emplea a 1,44 millones de personas, aunque muchas de ellas no reciben una remuneración justa.

Crisis estructural y falta de soluciones efectivas

La escasez de combustible y dólares en Bolivia no tiene una solución inmediata, ya que tanto el Gobierno como el sector privado se culpan mutuamente sin ofrecer alternativas efectivas. Mientras el Ejecutivo insiste en que los exportadores deben ingresar más dólares al país, los empresarios exigen mayor libertad para vender al exterior y aumentar la disponibilidad de divisas.

Sin una política clara para resolver el problema de liquidez, el desabastecimiento de combustibles podría seguir afectando la producción, el transporte y la vida cotidiana de los bolivianos en los próximos meses.

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