La guerra digital y la soberanía latinoamericana

La guerra digital y la soberanía latinoamericana

A partir del texto de Aleksandr Dugin: «La militarización de la vigilancia, la inteligencia artificial y los deepfakes en los conflictos modernos»

Por Diego Hernan Moscoso Sanginés Uriarte

El ensayo reciente del intelectual ruso Aleksander Dugin ofrece una radiografía inquietante de la transformación contemporánea de la guerra, donde el campo de batalla ha migrado hacia lo invisible: las redes, los dispositivos, los datos, las imágenes generadas por inteligencia artificial. En esta nueva forma de conflicto, Israel –con apoyo del Occidente colectivo– habría desarrollado una estrategia de guerra total no convencional, capaz de desarticular gobiernos, eliminar líderes y ejecutar sabotajes sin tropas, sin tanques, sin bombas visibles.

La tesis es clara: hemos ingresado a una era de ciberguerra letal, en la que los dispositivos personales, las redes sociales, los deepfakes y la inteligencia artificial se convierten en armas de precisión quirúrgica. ¿Cómo impacta esto a América Latina, una región que no está formalmente en guerra, pero que se encuentra completamente dependiente de tecnologías extranjeras y altamente vulnerable al control externo?

Israel y la arquitectura bélica digital

Según Dugin, los acontecimientos posteriores al ataque de Hamás en octubre de 2023 evidenciaron el uso sistemático por parte de Israel de una guerra basada en la vigilancia total, el control informático, el asesinato selectivo mediante drones y la manipulación de la percepción mediante deepfakes. No se trata simplemente de una sofisticación tecnológica, sino de una mutación estratégica: la guerra ahora es ubicua, permanente y deslocalizada.

Las operaciones en Gaza, Siria, Irán y Líbano demostraron que Israel –ya sea como ejecutor autónomo o como brazo del complejo militar-tecnológico occidental– puede desarticular estructuras políticas completas a través del dominio de redes, infiltración digital y violencia selectiva. Esta forma de guerra no requiere tropas invasoras, sino algoritmos, dispositivos conectados, agentes encubiertos y una arquitectura invisible de control.

América Latina: un terreno fértil para la guerra híbrida

La lectura desde América Latina es urgente. Nuestra región, lejos de los frentes bélicos actuales, comparte una condición estructural alarmante: alta dependencia tecnológica, nula soberanía digital y escasa conciencia geopolítica sobre el nuevo tipo de conflicto en curso.

Los países latinoamericanos utilizan masivamente software, plataformas y dispositivos fabricados y controlados por empresas o agencias occidentales. Muchos sistemas de videovigilancia, inteligencia policial, comunicaciones estratégicas y registros de datos están tercerizados o vulnerables. Esto convierte a la región en un blanco fácil para operaciones de desestabilización, espionaje o incluso sabotaje dirigido, sin necesidad de invasiones ni ocupaciones.

Casos como el espionaje mediante Pegasus en México, el uso de redes sociales para manipulación electoral en Brasil y Bolivia, o los ataques cibernéticos a infraestructuras críticas, muestran que la guerra digital ya está en marcha en América Latina, aunque aún no se reconozca como tal.

Presencia militar estadounidense y el rol del Comando Sur

A esto se suma un factor estratégico tradicional que persiste con nuevas funciones: la presencia de bases militares de Estados Unidos en América Latina. Desde Colombia, Perú, Honduras, Paraguay o el Caribe, el Pentágono ha consolidado un despliegue geográfico que ahora se articula no solo a través de medios convencionales, sino mediante vigilancia satelital, operaciones psicológicas y ciberoperaciones. El Comando Sur (SOUTHCOM), en sus propios documentos estratégicos, reconoce la región como un espacio clave para la seguridad nacional de EE. UU., identificando amenazas no solo militares, sino informacionales, migratorias y políticas.

El Comando Sur ha promovido ejercicios conjuntos y programas de cooperación que, bajo el discurso de ayuda humanitaria o lucha contra el narcotráfico, pueden incluir herramientas de control digital, transferencia tecnológica condicionada, o incluso formación en guerra de cuarta generación. Este entramado sitúa a América Latina en una situación de subordinación estructural donde la infraestructura militar se entrelaza con el control comunicacional y cibernético.

América Latina como espacio de disputa geopolítica

Más allá de su función como retaguardia estratégica, América Latina es hoy un campo activo de disputa geopolítica entre potencias imperiales, empresas transnacionales y bloques emergentes. Esta pugna no se libra únicamente por el control territorial, sino por los recursos naturales estratégicos (litio,minerales, petróleo y gas, agua, biodiversidad), corredores logísticos (canales, puertos, cables submarinos), influencia política y acceso privilegiado a datos poblacionales.

La región se encuentra atravesada por múltiples mecanismos de intervención indirecta:

Empresas tecnológicas y financieras transnacionales que imponen modelos económicos y condiciones digitales.

Agencias de cooperación internacional que operan bajo agendas alineadas a intereses geopolíticos de Washington y Bruselas.

ONGs que, aunque muchas cumplen roles legítimos, también han sido utilizadas como instrumentos de penetración ideológica, control social o monitoreo político.

Organismos multilaterales de crédito como el FMI y el BID, cuyas condicionalidades afectan la soberanía presupuestaria y tecnológica.

Agencias de inteligencia que operan bajo cobertura diplomática, militar o académica, con plena capacidad de intervenir en procesos electorales, mediáticos o de seguridad interna.

Esta convergencia de actores convierte a América Latina en un territorio altamente codiciado, pero fragmentado y vulnerable. La guerra digital y la desinformación no son accidentes, sino parte de una estrategia prolongada de dominio y control.

El espejo de Medio Oriente: lecciones para la región

El texto de Dugin ofrece claves para entender los peligros que enfrentan los países del Sur Global. Entre las lecciones más urgentes para América Latina se encuentran:

La decapitación selectiva de liderazgos: Israel eliminó a líderes de Hezbolá y Hamás con precisión milimétrica. ¿Podría aplicarse esta misma lógica para neutralizar a dirigentes sociales, intelectuales o presidentes incómodos en América Latina?

La manipulación de órdenes mediante deepfakes: En Siria, se habrían emitido falsas órdenes militares imitando la voz de Assad. ¿Es descabellado pensar en una operación similar que genere caos dentro de gobiernos o movimientos armados en nuestra región?

El uso de redes sociales como arma de desinformación y división: Las plataformas digitales permiten sembrar odio, fake news y polarización, desarticulando el tejido político y social sin necesidad de intervención física.

La utilización de migrantes como ejecutores involuntarios: Israel habría utilizado a migrantes afganos para lanzar drones desde Irán. América Latina, atravesada por flujos migratorios descontrolados, puede ser escenario de infiltraciones similares sin que sus Estados lo detecten a tiempo.

Soberanía digital o dependencia letal

El gran dilema de América Latina hoy no es si habrá o no guerra, sino qué tipo de guerra se está librando ya sin que lo sepamos. En este nuevo orden bélico, la dependencia tecnológica equivale a indefensión absoluta. Digitalizarlo todo sin soberanía ni control es abrir las puertas a la dominación total.

Las políticas de ciberseguridad siguen centradas en delitos informáticos menores, pero no incorporan el riesgo de sabotaje militar, espionaje masivo o eliminación selectiva vía dispositivos. La inteligencia artificial, en lugar de pensarse como herramienta soberana, se introduce como moda o solución comercial sin evaluación geopolítica alguna.

Recomendaciones estratégicas para América Latina

1. Crear políticas de soberanía tecnológica: Impulsar marcos legales y capacidades propias en ciberdefensa, infraestructura crítica, IA y telecomunicaciones.

2. Adoptar software libre y criptografía nacional: Reemplazar sistemas operativos y plataformas externas por soluciones auditables y seguras.

3. Controlar y auditar la presencia militar extranjera: Establecer marcos constitucionales que limiten la actividad de bases militares y garanticen la transparencia de acuerdos con el Comando Sur.

4. Desarrollar centros de ciberinteligencia soberanos: Instituciones estatales con autonomía y capacidad técnica para detectar, prevenir y neutralizar amenazas digitales.

5. Educar políticamente sobre tecnologías: Incluir en la educación superior y los medios un enfoque crítico sobre los usos geopolíticos de las redes, los datos y la inteligencia artificial.

6. Fomentar alianzas estratégicas tecnológicas con países no alineados: Cooperación con China, Irán, India o Rusia en ámbitos de defensa digital y desarrollo tecnológico.

7. Auditar las ONGs y agencias de cooperación externa: Verificar su financiamiento, vínculos geopolíticos y efectos reales en la soberanía local.

8. Blindar constitucionalmente los datos poblacionales y territoriales: Garantizar que la información estratégica de cada país no sea procesada ni almacenada en servidores o plataformas extranjeras.

Conclusión: una advertencia civilizatoria

Dugin no solo describe un cambio de paradigma militar, sino que lanza una advertencia existencial: el poder letal se ha desmaterializado, pero se ha vuelto omnipresente. En esta nueva guerra, lo que está en juego no es solo el control de territorios, sino la continuidad misma de los proyectos históricos autónomos.

América Latina, si desea preservar su soberanía, debe comenzar por reconocer que el conflicto ha cambiado de forma. La defensa ya no es sólo militar: es tecnológica, informativa, cultural y filosófica. Sin soberanía digital, no habrá soberanía política.

Diego Moscoso es economista de la UAGRM

El Alto,  julio 2025

Referencias:

Alexander Dugin (en inglés):

https://alexanderdugin.substack.com/p/israels-tech-tactics-and-the-future?utm_source=post-email-title&publication_id=2827487&post_id=167739391&utm_campaign=email-post-title&isFreemail=true&r=18jcbp&triedRedirect=true&utm_medium=email

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