La activista y líder de Mujeres Creando, María Galindo, reveló en su programa Salvar a Bolivia o hundirse en ella las condiciones que puso sobre la mesa para aceptar una candidatura presidencial. En un discurso lleno de críticas al sistema político boliviano, dejó claro que no pretende ser “la salvadora” del país y que la política tradicional está secuestrada por mafias y clientelismo.
En su intervención, Galindo reconoció que recibió una invitación para postularse, pero tras reflexionar sobre el estado del país y la naturaleza de la política boliviana, decidió rechazarla. Sin embargo, antes de hacerlo, presentó seis condiciones que, según ella, harían una candidatura realmente transformadora.
Las seis condiciones de María Galindo para aceptar una candidatura presidencial
1️⃣ Elegir libremente a su acompañante de fórmula
- Sin imposiciones de la sigla que la invitó.
2️⃣ Cuentas de campaña separadas y sin dinero de por medio
- Haría una campaña sin recibir un solo boliviano, basada únicamente en la creatividad.
3️⃣ Programa electoral independiente y sin censura
- Elaboraría su programa de gobierno sin aceptar restricciones o condicionamientos.
4️⃣ No ser parte de un partido, sino solo una invitada
- Cuestiona a los partidos políticos, a los que considera “siglas vacías” sin ideología ni representación real.
5️⃣ Listas parlamentarias revisadas y consensuadas
- Propondría bancadas temáticas (medioambiente, educación, mujeres, juventudes, pueblos indígenas, etc.), en lugar de solo listas territoriales.
6️⃣ Política anticorporativista radical
- Denuncia que Bolivia está secuestrada por mafias estatales en la salud, la justicia, la policía y las Fuerzas Armadas.
Tras presentar estas condiciones, María Galindo aseguró que el sistema político no está preparado para aceptar una candidatura presidencial con estos principios y que su rol es más útil desde la calle, los medios y la lucha social.
“Hubiera dicho que sí, pero digo que no, cambio mi derecho de ser candidata, por el derecho de cambiar la país”, concluyó, dejando claro que su rechazo no es solo a una sigla, sino al modelo entero de política en Bolivia.
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