Los tuits con claro tono racista del candidato a la vicepresidencia, Juan Pablo Velasco, que incluyen frases como «A los collas hay que matarlos a todos», han sido confirmados como auténticos y publicados desde una cuenta oficial registrada ante el TSE.
Aunque su equipo de campaña intenta minimizar el escándalo atribuyéndolo a una «guerra sucia», un análisis profundo realizado por el comunicador Carlos Macusaya revela que estos mensajes no son un simple «error de juventud» de hace 15 años. Por el contrario, son el reflejo de una ideología de odio que estalló con fuerza entre 2006 y 2008 y que, advierte, amenaza con regresar bajo un nuevo disfraz.
La Evidencia de que Juan Pablo Velasco es racista: «A los Collas hay que Matarlos a Todos»
La polémica estalló cuando un streamer argentino viralizó publicaciones antiguas de la cuenta de X @Jpvel, registrada por Juan Pablo Velasco, candidato de la Alianza Libre. Medios de verificación como Bolivia Verifica y ChequeaBolivia confirmaron la autenticidad de los mensajes, publicados entre 2010 y 2012, cuando Velasco tenía alrededor de 23 años.
Entre los tuits, destacan mensajes de una violencia explícita: «A los collas hay que matarlos a todos» (6 de noviembre de 2010).
«Que lindo es ver golear a estos collas de Bolívar. OP es una pasión» (21 de noviembre de 2011). «Hay que quemar la whipala, que se mueran todos los que la veneran, son animales» (publicado en 2011). Aunque la cuenta fue eliminada tras estallar el escándalo, las publicaciones fueron preservadas en archivos digitales como Archive Today, haciendo imposible borrar la evidencia. El equipo de Velasco ha negado la autoría, mientras que su vocero, Tomás Monasterio, prometió pruebas «irrefutables» de una conspiración, aunque hasta ahora no las ha presentado.
El Análisis de Carlos Macusaya: No es un Error, es un Síntoma
El indianista y comunicador Carlos Macusaya ofrece un análisis que va más allá de la simple verificación, contextualizando las palabras de Velasco en uno de los periodos más polarizados de la historia reciente de Bolivia. «No son frases aisladas de un ‘adolescente irresponsable’ (…) Las cosas que dijo Velasco en Twitter expresan un aspecto que estalló con más fuerza entre 2006 y 2008: el racismo como ejercicio de poder para ‘poner en su lugar a los igualados’«, escribe Macusaya.
Según el analista, los mensajes de Velasco no eran una opinión a contracorriente, sino que se sumaban a un «coro ya establecido» de violencia racista. Macusaya recuerda que en esa época, la Unión Juvenil Cruceñista (UJC) ganó notoriedad por «golpear a estos collas de Bolivia», mientras medios de comunicación maquillaban las agresiones como «enfrentamientos» y se humillaba a campesinos en ciudades como Sucre.
De «Collas de Mierda» a «Masistas»: El Mismo Odio con Nuevo Lenguaje
Para Macusaya, aunque el contexto político ha cambiado, la ideología de fondo persiste en el bloque conservador que representan Tuto Quiroga y Juan Pablo Velasco. El «nosotros contra los otros» sigue vigente, pero con un nuevo disfraz semántico. «Se trata de nombrar a ‘eso’, de manera despectiva (como sustituto de ‘indios de mierda’) con el lenguaje de ayer: ‘masistas’. No les preocupa entender qué pasó con esos otros, sino el mantenerlos en la condición de otros, ajenos y apartados», analiza Macusaya.
El experto advierte que estas publicaciones «anuncian» lo que sería un eventual gobierno de la Alianza Libre respecto a quienes Velasco calificó como «animales». No se trata solo de erradicar al MAS como partido, sino de combatir a «una población que debe ser erradicada», esté o no esté el MAS en el poder.
El Silencio de los Cómplices y la Tensa Calma por los tuits racistas de Juan Pablo Velasco
Hasta ahora, ni Juan Pablo Velasco ni Tuto Quiroga se han pronunciado directamente sobre el contenido de los tuits de connotación racista. Macusaya califica este silencio como cómplice. «Frente a este tipo de hechos, cuando vienen de su bando, Tuto siempre ha sido ciego, sordo y mudo», afirma.
El analista critica también a quienes denuncian los «discursos de odio» solo cuando vienen «de abajo», pero callan cuando provienen «de arriba», calificándolo como un «racismo legítimo». Su conclusión es una advertencia: «La tensa calma que vivimos hoy no es eterna». El escándalo de los tuits de Velasco ha dejado de ser una simple anécdota de campaña para convertirse en un recordatorio de las profundas fracturas raciales y políticas que aún persisten en Bolivia, y que amenazan con resurgir en el discurso de quienes aspiran a gobernar el país.