El precandidato presidencial Jorge Tuto Quiroga ha señalado nuevamente a las Seis Federaciones del Trópico de Cochabamba, lideradas por Evo Morales, como una “pandilla que protege el narcotráfico”. Quiroga aseguró que estas federaciones producen coca destinada a la fabricación de sustancias controladas, atrayendo a organizaciones delictivas como el Primer Comando Capital (PCC) y el Comando Vermelho de Brasil.
«Evo es el jefe de esas Seis Federaciones desde hace 35 años, y Andrónico Rodríguez es el segundo a bordo de esa pandilla que protege el narcotráfico», afirmó Quiroga. Sin embargo, el exmandatario carga con su propio pasado político, marcado por su estrecha relación con el dictador Hugo Banzer Suárez, conocido por sus vínculos con el narcotráfico.
El inicio del narcotráfico en Bolivia durante el régimen de Banzer
El primer régimen narco-estatal boliviano se constituyó bajo el mando de Hugo Banzer Suárez, quien promulgó en 1973 la Ley de Control de Sustancias Peligrosas. Aunque oficialmente buscaba la erradicación de la cocaína, el verdadero propósito era controlar el negocio con la ayuda de Estados Unidos.
Bajo el gobierno de Banzer, miembros de su círculo cercano, como su yerno Luis Alberto Valle, su esposa Yolanda Prada y su primo Guillermo Banzer, fueron señalados por participar en actividades relacionadas con el narcotráfico. Además, Banzer obsequió a Juan Pereda Asbún 7.200 hectáreas en la región de Huanchaca, vinculada a uno de los mayores escándalos de violencia y narcotráfico en Bolivia.
El auge del narcotráfico boliviano se consolidó durante esta época, con la figura de Roberto Suárez, conocido como el «Rey de la Cocaína». Este periodo también vio la expansión del Cartel de Medellín, liderado por Pablo Escobar, con estrechos lazos con Bolivia.
El regreso de Banzer y el rol de Tuto Quiroga
En 1997, Banzer regresó al poder tras ganar las elecciones junto a Tuto Quiroga como vicepresidente. Durante este mandato, se lanzó el programa “Coca Cero”, con el apoyo de Estados Unidos, para erradicar la coca en el Chapare, lo que desató una serie de protestas lideradas por Evo Morales y los cocaleros.



Tras la renuncia de Banzer en 2001 debido a su enfermedad, Quiroga asumió la presidencia. Sin embargo, su gestión también estuvo marcada por escándalos relacionados con el narcotráfico. Uno de los casos más emblemáticos fue el de Marco Marino Diodato, vinculado al lavado de dinero, tráfico de armas y la gestión de casinos ilegales. Diodato, casado con una sobrina de la viuda de Banzer, fue acusado del asesinato de la fiscal Mónica Von Borries, quien investigaba sus actividades delictivas.
Durante el gobierno de Carlos Mesa, Diodato escapó de prisión mientras era trasladado a una clínica, lo que profundizó la percepción de impunidad en el manejo del narcotráfico en el país.
Un pasado y presente marcados por el narcotráfico
Mientras Quiroga acusa a las Seis Federaciones del Trópico de ser cómplices del narcotráfico, su propia carrera política está profundamente vinculada al régimen de Banzer, que estableció las bases del tráfico de cocaína en Bolivia. Este legado continúa marcando el debate político y social en el país, donde las acusaciones cruzadas sobre el narcotráfico son utilizadas como arma en la lucha por el poder.
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